lunes, 4 de mayo de 2009

Al final, se sabe


Se siente una brisa en la cara. Una corriente suave de aire. Fría, repentina. Aparece de la nada, un segundo antes. Eso se siente. Después, inmediatamente, oscuridad. Al final, es así nomás. Lo sé. Estuve ahí.
Ahora lo cuento porque a muchos les preocupa eso. O al menos les inquieta, da curiosidad. Pero yo me pregunto para qué querrán saberlo. Si al final lo van a descubrir solitos.
Eso sí, no sé si a todos nos pasa lo mismo. Lo de la brisa en la cara, digo. Porque hasta el momento no pude comentarlo con alguien más. Tampoco estoy seguro si lo haría, ¿eh?
Me gustaría cruzarme con alguna persona, eso sí. O como sea que nos llamemos. Eso tampoco lo sé aún ya que todavía nadie me habló. Tendría que haber algún cartel, por lo menos, que indique dónde estoy. Porque desconozco si habrá alguien más acá.
La verdad, si esto es el paraíso, luce bastante menos divino de lo que decían. Es más bien… Solitario. Pero si es el infierno, también es menos terrorífico de lo que imaginamos normalmente.
No sé qué pensar. No sé si estoy pensando. No sé dónde estoy. Pero eso no debería preocuparme ¿no? O tal vez sí.
Lo bueno es que ya sé lo que se siente. Lo malo es que... Ya sé lo que se siente.
Ahora, lo lamento. Siento angustiosamente haber recibido aquella fría e intempestiva brisa que me golpeó en la cara sin aviso, cuando me recuperaba en la cama del hospital.