lunes, 5 de octubre de 2009

De madrugada

De día me enloquece, me agota. Siento que me abruma y me desespera. Es casi como cualquier otra y, muchas veces, la creo única. Otras, en cambio, le tengo miedo y la odio.
También intenté dejarla. Pero no pude, porque al anochecer se enciende. Me enamora nuevamente. Se transforma por completo y se calma. Se pone linda como ninguna. Misteriosa, me atrapa. Me seduce, me inspira. Su espíritu trasnochado me cautiva. Como en esta madrugada templada de octubre, es hermosa mi ciudad con sus noches.