martes, 5 de julio de 2011

Crónicas de la Asociación de Futbolistas Olvidados (AFO)


Entonces, en medio de todas las voces, con tono monocorde y cansino, don Ecuménico Nicolás Iraola Corcuera levantó la mano derecha, el dedo índice apuntando al cielo, y habló:
- Como actual Presidente y nieto del Fundador de la A.F.O., no puedo permitir que la Comisión Directiva siga adelante con semejante disparate.
Ecuménico Nicolás era, efectivamente, nieto de Don Ecuménico Isidoro Iraola Corcuera, célebre creador de la otrora Liga de Futbolistas Olvidados, hoy devenida en Asociación. Sin embargo, entre las paredes derruidas del viejo edificio de la calle Mitre, todavía resuena una antigua leyenda que habla del padre de Ecuménico Isidoro, Ecuménico Teodoro Iraola Russell, como el auténtico creador de esa agrupación. Una entidad que, sin mayores preámbulos, reúne a futbolistas que alguna vez besaron efímeramente la gloria y luego fueron desechados al oscuro rincón de los ignotos olvidados. 
Aquel sacrílego rumor se remontaba a finales del siglo XIX, cuando el “football” se discutía en inglés y dentro de salones oligárquicos. Pero esa es otra historia, para otro momento.
Lo cierto es que Ecuménico Nicolás jamás creyó en esa versión profana y nunca, pero nunca, se lo escuchó hablar de su bisabuelo de apellido británico.
Sin embargo, por algún extraño designio del destino o como reconocimiento a su adorado abuelo, Ecuménico Nicolás se lanzó desde muy joven a una encarnizada lucha para presidir la intachable institución que fundaran sus antepasados, cualquiera de ellos que haya sido.
Rara decisión la del joven Iraola ya que su padre, don Froilán Estanislao Iraola Corcuera -hijo de Don Ecuménico Isidoro- jamás había manifestado el más mínimo interés por el deporte que aferrara con el alma su progenitor. Imagínense, el hijo de quien dedicara su vida al cuidado de deportistas olvidados, resultó banquero, amante del golf y el ajedrez, pulcro y entusiasta partidario del “Bon vivant”. El buen Froilán Estanislao estaba más cerca de un Dandy londinense que de un áspero marcador de punta de Barracas Norte FC.
Nadie podía imaginar que de aquel “señorito” saldría un niño como Ecuménico Nicolás que, si bien nunca descolló sobre el verde césped, siempre se mostró fascinado por el football. Y así, con ese interés sumado a su intelectualidad y a sus conexiones políticas, el joven no tuvo dificultades en llegar a lo más alto de la Asociación de Futbolistas Olvidados (AFO), para perpetuarse durante los últimos 25 años.
Y cuidado con que alguien se atreviera a pelearle una elección. Ciertos carcamanes periodistas todavía chamullan por debajo de alguna mesa trasnochada de cafetín porteño acerca de “eso” que se considera tabú para el entorno futbolístico nacional.
Dicen, y remarco la palabra dicen, que en su segunda o tercera candidatura, Don Ecuménico Nicolás se enfrentaba a un Cordobés medio apiolado que osó poner en duda su capacidad para dirigir la Asociación. Unas semanas después, el rival provinciano fue sorprendido por su mujer, en la cama: Estaba con 2 hombres. Y en la habitación también correteaban unas gallinas cluecas, un perro, dos travestis y -sobre la cómoda del cuarto- se veía una valija repleta de dólares y bolsas de un extraño polvito blanco. 
Obviamente, el pobre hombre abandonó su ciudad debido a la vergüenza y las sospechas. Lo escracharon los diarios y de esa, se sabe, no se zafa más. Tiempo después, algunos parroquianos comentaron que lo vieron medio atontado vendiendo artesanías en El Bolsón. Pero nadie lo pudo comprobar.
Lo cierto es que desde entonces, nunca más existieron opositores para presidir la A.F.O.
Tal vez por cuestiones como esas, tampoco llama la atención que desde su primera hipotética fundación en 1872, la entidad tuvo cuatro máximas autoridades, tres de ellas pertenecientes al linaje de los Iraola Corcuera, incluyendo el fundador… el verdadero, se entiende.
Así, con el peso de la tradición sobre su espalda y la autoridad que da la experiencia, cuando Don Ecuménico Nicolás Iraola Corcuera tomó la palabra en la reunión de Comisión Directiva aquella tarde, los participantes supieron que la decisión ya estaba tomada. Nadie intentaría siquiera un entredicho con el ilustre Presidente que, sin levantar la voz, repitió para que todos entendieran su postura:
- Como actual Presidente y nieto del Fundador de la A.F.O. no puedo permitir que la Comisión Directiva siga adelante con semejante disparate. Nuestro Código Normativo es indiscutible al respecto y nadie puede negar la solicitud de ingreso a nuestra Asociación del señor Jacinto Poseidón López, quien ha hecho méritos suficientes en su denodada carrera para honrar los preceptos de nuestra impoluta entidad.