lunes, 29 de agosto de 2011

Tobogán


Desde acá arriba me creo invencible, poderoso. Como si el control del universo entero estuviera en mis manos. Sin embargo, un incomprensible deseo me impulsa hacia abajo. Por eso, en unos segundos, emprenderé el impostergable descenso.
Eso sí, lo haré con el envión adecuado. Pretenderé bajar erguido hasta hundir mis pies en la arena. Quiero sentirme como aquel gallardo conquistador que, insaciable, saltó desde su carabela a la playa para colonizar un nuevo mundo.